En nuestro artículo anterior hablamos sobre la importancia de la luz natural en nuestros proyectos, y exploramos los distintos métodos con los cuales podemos mejorar la iluminación en el interior. Sin embargo, no siempre contamos con las condiciones adecuadas para iluminar nuestros proyectos con solo luz natural. En este artículo veremos las posibilidades de diseño de iluminación artificial, para poder crear espacios confortables.
Las luminarias son elementos que, en muchos casos, son subestimados. Esto hace que los diseñadores no siempre consideren las posibilidades que tienen de crear ambientes increíbles en los espacios que diseñan, y por consiguiente se pierde mucho potencial del diseño arquitectónico y de interiorismo.
A diferencia de la luz natural, la iluminación artificial es maleable, en el sentido que podemos definir la dirección de la luz, la intensidad, la calidez, entre otras características propias de las luminarias. La definición de todos estos aspectos debe ir acompañada del concepto mismo que estamos creando en el espacio; no es lo mismo una habitación acogedora con una intención de diseño campestre, a una sala de estar estilo industrial. Cada espacio está dotado de virtudes que deben ir complementadas, e incluso exaltadas por la iluminación que proponemos.
Para entender mejor las posibilidades que tenemos, estudiaremos algunos aspectos de diseño de iluminación.
Integración de las luminarias con el diseño arquitectónico.
Este es un punto que debe estudiarse desde la etapa de diseño. La integración de las luminarias implica dejar de pensar en las típicas balas, bombillas y luminarias lineales. Con una iluminación integrada al diseño, podemos resaltar características del diseño arquitectónico como lo son los vértices del espacio, o mimetizar la fuente de luz al colocar luminarias diminutas, o una fuente de luz indirecta que nos permita aparentar una iluminación artificial a modo de bolsillo de luz. De esta manera logramos eliminar la percepción de origen lumínico, lo que hace que la luz se vuelva algo implícito del espacio.
La definición de vectores y puntos mediante la luz permite exaltar la geometría del espacio. Sitio original de la imagen.
Flujo de luz
Aunque este aspecto se determina por la actividad del espacio en cuestión, es un tema subjetivo y puede adaptarse a las intenciones de diseño que tengamos en mente. Como complemento al flujo, debemos considerar el ángulo de apertura de las luminarias y la calidez de la luz emitida, con el propósito de proponer un diseño de iluminación apropiado.
En este punto, tendremos tres tipos de ambientes según la manera en que propongamos el diseño de iluminación:
Ambientes muy iluminados: Son espacios que cuentan con iluminación indirecta, o luces directas de grandes ángulos de apertura. En el caso de implementarse luz directa, el ángulo de gran apertura otorga una iluminación uniforme, apropiado para salas de reunión, cocinas u otros lugares donde sea necesario percibir por igual los elementos de nuestro alrededor.
En el caso de implementar iluminación indirecta, tenemos el mismo fenómeno de luz uniforme, sin embargo, este tipo de iluminación funciona por reflexión sobre las superficies (cielos, paredes, paneles, etc.). Es una luz más tenue y confortable, lo que permite crear espacios de descanso visual. De igual modo, sirven para enmarcar las superficies al instalarse en los contornos del cielo o de los muros, resaltando las formas propias de la arquitectura, así como para aligerar las formas al dar un efecto levitante. Este tipo de luz es muy apropiado para salas de estar y habitaciones, espacios propios de descanso.
La luz indirecta permite una iluminación uniforme en el espacio, de una manera tenue y agradable para descansar. Sitio original de la imagen.
Ambientes con iluminación acentuada: Estos espacios cuentan con una iluminación de menor apertura, dando efectos de luz puntual sobre objetos o áreas específicas del espacio. Es una iluminación más dramática y contrastada, al permitir destacar y atenuar elementos con un juego de luces y sombras intencionado. Estos ambientes están cargados de intimidad, y permiten exaltar características arquitectónicas como la materialidad.
Esta iluminación es apropiada para espacios donde se quiere incentivar la intimidad, como lo son habitaciones, salas de estar, comedores y bares. Es muy apropiada para complementarse con iluminación indirecta.
La iluminación focalizada dialoga con la sombra, y destaca elementos o áreas determinadas del espacio. Sitio original de la imagen.
Temperatura de la luz
Esta propiedad de la luz es bastante enriquecedora, y puede cambiar por completo el concepto y la intención de un espacio. La calidez de la luz determina la tonalidad de la luz que percibimos, variando entre fría (azul, y cálida (roja). Según la intención de diseño que tengamos en mente, podemos crear espacios más acogedores con una iluminación cálida, o espacios más formales y elegantes con una luz fría. Este aspecto no solo otorga al ambiente de una sensación específica, sino que nos permite mejorar el confort visual del usuario, al complementarse con los tipos de iluminación que mencionamos en el punto anterior.
Comparación de la calidez de la iluminación en un espacio. Sitio original de la imagen.
La luz como objeto – escultura
Ya vimos cómo la luz puede volverse un concepto arquitectónico, y cómo su aplicación en el espacio puede cambiar drásticamente la percepción que tenemos del mismo. Pero otra cualidad que debemos aprovechar es el diseño mismo de la luminaria. Dependiendo del concepto general del espacio, podemos proponer arañas, lámparas colgantes, lineales, reflectores, lámparas de pie, etc. La materialidad de la luminaria misma debe tener relación con el espacio, lo que definirá si serán lámparas cromadas, de madera, o plásticas.
Por otra parte, la proporción del objeto lumínico respecto al espacio es esencial para lograr mantener armonía en el diseño. Una lámpara colgante en un espacio de doble altura debe destacar por su verticalidad. Mientras que la iluminación de un bar puede determinarse por una serie de luminarias colgantes pequeñas que cubran toda la superficie del mesón, sin deslumbrar la visual del usuario.
Igualmente, el objeto no debe entorpecer las visuales del usuario, ni llamar demasiado la atención. Una lámpara o una luminaria debe comportarse como un objeto decorativo, mientras es simultáneamente un medio con el que resaltamos las demás cualidades del espacio.
El dialogo entre el espacio y la luminaria que lo decora permite acoger a la iluminación dentro del diseño mismo. Sitio original de la imagen.
Como conclusión, vemos que hay una gran variedad de aspectos de diseño que influyen y cambian por completo la propuesta arquitectónica que tenemos en mente, todo a partir de la iluminación que deseemos usar, y la manera en que integremos esta con el espacio y su uso.
Espero este artículo haya sido de tu interés y hayas logrado aprender más sobre este tema tan importante para la arquitectura de cualquier espacio. Nos veremos hasta la próxima semana con más curiosidades y novedades del mundo del diseño arquitectónico. Hasta la próxima.
Comments